ADRIANA VALADEZ WOESSNER
“LA PREGUNTA”
¿Oye y tú eres religiosa, de esas que se ofenden por todo?
Este fin de semana esa pregunta me voló la cabeza, un chico 10 años menor que yo, quería hacer un chiste y antes de hacerlo me pidió permiso, me pareció un hermoso gesto de educación y al mismo tiempo me dejó con una revolución de pensamientos que aquí quiero ordenar.
Decenas de cuestionamientos empezaron a surgir y al mismo tiempo una profunda tristeza de pensar lo que aún falta por hacer para dar a conocer el amor de Dios; sin pretender buscar un culpable quiero invitarte a reflexionar lo siguiente, dependiendo tu posición actual como creyente, ateo, religioso, heredero de costumbres o cualquiera que sea tu lugar.
Le respondí algo así como: Primero, no me considero religiosa, las religiones están llenas de formas que yo ya no sigo; yo creo en Dios, y tengo mi identidad puesta en Cristo, así que también creo en el espíritu santo y el hecho de creer no me da el derecho de juzgar o enjuiciar, mucho menos de decirte que chistes hacer, ni siquiera tengo la autoridad de decirte cómo comportarte; yo busque a Dios y aprendí de su palabra porque no me quise quedar con lo que me habían enseñado, sabía que había algo más que aprender y por eso busque y resulta que en lo que aprendí me di cuenta que muchos creen conocer a Dios pero pocos nos preocupamos por imitar su carácter, sus valores o su amor, que es lo que él realmente quiere, a lo que él contestó: me molesta que los religiosos me hagan sentir culpable o que enjuicien y señalen, “yo no creo en Dios”.
Me sumí en una profunda tristeza de ver que el hombre ha puesto sus esperanzas en el hombre, que muchos a los que Dios se ha mostrado en lugar de unir han dividido, que en lugar de amar e incluir a pesar de los pecados, algunos se han sentido rechazados, que en lugar de perdonar otros tantos han sido juzgados.
Pensar que en lugar de invitar a conocer la palabra de Dios porque es buena, se han dicho cosas como Dios te va a castigar…. en un mundo tan descompuesto, con tanta maldad, con tanto dolor, con tantos problemas ¿Quién va a querer conocer a un Dios que castiga?
Sin duda alguna la palabra de Dios, que está escrita en la biblia, es personal, es Dios hablándonos a cada uno de nosotros, para reprendernos a nosotros individualmente, pero de una manera amorosa mostrándonos su ocupación en nosotros, su guía, sus planes, su propósito para nuestra vida.
Quién realmente ha dejado entrar a Dios a su vida, y ha aprendido de su palabra, sabe lo que Dios quiere de él, en ningún momento nos dice ve tú y juzga a quién no sigue mis mandamientos, anda y castiga a quién no me siga, ve y aleja a los pecadores…
Hay tantas personas sintiéndose tan juzgadas, tan culpables, tan inmerecedoras del amor de Dios, no por lo que Dios ha dicho de ellos, si no por lo que “los que conocen a Dios y de su palabra” han dicho.
Creo que aún hay mucho ego y soberbia que derrotar, porque justo eso es lo que puede llegar a hacernos sentir mejores que otras personas y entonces hacer sentir culpable a quién no tiene una relación con Dios por ellos no estar aprendiendo de la palabra, por no estar obedeciendo los mandamientos, por ser según el criterio personal peores pecadores.
En la biblia en ninguna parte se encuentra alguna gráfica que clasifique o califique los pecados en pecaditos o pecadotes, todos los pecados son pecados, y todos los seres humanos somos pecadores por nuestra naturaleza y así mismo perdonados por la gracia de Dios, el único pecado no perdonado es blasfemar contra el espíritu santo.
Entonces ¿Por qué hay tantas personas que dicen conocer la palabra de Dios, que se saben la biblia al derecho y al revés, que van a misa los domingos, que asisten a grupos de oración, o incluso autoridades religiosas que en lugar de acercar alejan?
Por una simple razón, han puesto atención en todo y en todos, menos en conocer e imitar el carácter de Dios desde su posición humana.
El conocer la palabra de Dios es para nosotros poder ser mejores y llevar su mensaje con amor, no con juicio, mostrar su amor a través de nuestras acciones, transformarnos nosotros para ayudar a los demás a ser transformados. No es para juzgar y reprender a quién no sigue los mandamientos.
Si conoces a Dios y su palabra, te invito a imitar su carácter, conocer a Jesús a fondo y saber cómo reaccionaría él ante alguna situación que se nos presentará en la vida, esto, le da sentido al propósito de Dios al mandar a Jesús a la Tierra.
Antes de juzgar, criticar, discriminar, odiar, enojarte, pregúntate: ¿Cómo habría reaccionado Jesús ante esta situación?
Si no conoces a Dios, su palabra, ni el carácter de Jesús, conócelo por medio de la lectura de la Biblia antes que por lo que alguien más pueda decirte, no pongas tus esperanzas en el ser humano, porque adivina qué, te vas a decepcionar.
Así que la pregunta no es si somos religiosos, la pregunta es ¿realmente estoy reflejando el carácter de Cristo en mi forma de vivir? amando, incluyendo, perdonando, despertando la conciencia de los demás, porque si algo tenía Cristo era despertar la conciencia de las personas a las que se dirigía, era hacer pensadores, para que a través de este despertar de conciencia Dios pudiera transformarlos y esto lo hacía con el gran ingrediente que aún nos queda mucho por conocer todo lo que abarca que es el AMOR.
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Gracias por leerme.